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Caballero

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Sonido de cabalgar, opaco y firme, se aproximaba al arroyo. Una mujer, allí se encontraba lavando sus ropajes. Un gran corcel gris y caballero de aspecto imponente se dilucidaba en la lejanía del camino.Rastro de polvareda dejado tras su paso,tiró firmemente de las riendas y se detuvo en el camino,bajó de su montura, exhausto por el galopar en una carrera contra sí mismo hacia la libertad. Su armadura, corroída por batallas antiguas, pesaba como mil hombres sobre sus hombros con la misma ansia de libertad que el había recorrido. Torpemente, se deshizo de ella, con estruendo metálico ,un gran hoyo dejo en el barro de aquel camino rodeado de espesos arboles y húmeda atmósfera. El sonido del agua revelaba la proximidad del arroyo. Recuperado el aliento… se desprendió de su casco.

Su escudo agrietado y su espada maltrecha por las innumerables contiendas pedían descanso eterno. Tomo la empuñadura de cuero descosida de su espada con la derecha, desenvainadola una ultima vez, alcanzo su escudo carcomido con la otra mano y se arrodilló ante su corcel gris.Hundió sus rodillas aun metálicas  clavando la espada en tierra, firmemente y con decisión.Su corcel miró con bondad aquel gesto y asintió levemente con un movimiento natural de su especie. Había llegado el momento del descanso. Colocó el escudo, apoyado sobre la espada, como si de un monumento a su vida se tratase, alzo la vista, extendió la mano a las riendas , agarrándolas con suavidad femenina. – Ven amigo mio, caminemos juntos.

Se dispusieron a caminar, aun le pesaban las piernas por las botas de acero. Entre barro y piedras, llegaron a un tímido sendero entre la maleza que conducía al arroyo. Sonido cristalino,acariciaban el follaje próximo a la orilla, peces brincando en libertad, verde intenso rodeaba aquel refugio natural. El sol brillaba con fuerza aquel día.

Allí se encontraba ella aun,en la otra orilla, estupefacta por el ritual que había presenciado con gran interés y curiosidad. No gesticuló ni articuló palabra alguna, tan solo siguió observándole. El caballero no se percató de su presencia, se acerco a la orilla ,y miro su reflejo en el agua. Las ondas distorsionaban su imagen y la de su corcel que comenzó a beber agitando aun más el reflejo.

Lagrimas comenzaron a desprenderse de las mejillas cubiertas por el polvo del viaje, fundiéndose con el arroyo en constante movimiento, se las llevaba a un lugar desconocido. –En que me he convertido, dijo.  Dejó caer su cuerpo sobre el suelo, con las manos sumergidas en la orilla, tomo agua y refrescó su cara. Al abrir los ojos, la encontró. Aquella mujer, no había perdido detalle. El caballero hizo una mueca tras secarse los labios con el antebrazo, y preguntó con voz altiva:
¿Que hacéis aquí mujer? ,
la mujer respondió ..
Observaba como os rendíais, ¿que ha ocurrido mi señor?

El caballero se levantó, se deshizo de sus botas, ató las riendas de su caballo con un nudo fuerte a una robusta raíz, entró en el agua, cubriéndole hasta las rodillas. Caminó hasta la mitad del cauce…

Solo los débiles se rinden mujer, e incluso el más débil descubre que es fuerte cuando tiene algo que defender ,dijo con los brazos abiertos,
Aunque mi reino ha caído y soy lo único que queda de el…

La mujer asintió con tristeza
Necesita cobijo mi señor, deje que le cure las heridas al menos, quizá así pueda sentirse mejor…

puso las manos entrelazadas rezando por alentar al caballero.

Perdí demasiado, estas heridas no significan nada para mí, solo busco olvidar el pasado,.. quizás la muerte haga olvidar todo lo que hice.

La mujer no pudo evitar la congoja y el miedo al oír sus palabras, al mismo tiempo que le invadió un sentimiento de conmiseración  se acerco al caballero entre aguas y ropajes que dificultaban el movimiento, puso sus manos sobre sus mejillas y dijo:

-Un hombre que se arrepiente, merece ser perdonado,y yo le perdono mi señor, ahora levántese  coja su espada y su escudo y siga cabalgando, no tenga miedo a lo que pueda encontrar al final del camino.

El caballero se estremeció al oír sus palabras, no pudo hacer mas que abrazar aquella mujer entre lagrimas y sollozos de un niño desamparado.

Gracias mujer, jamás sabré agradecérselo, permitame al menos acercarla a su morada
No es necesario mi señor, no tengo morada, ni destino, tan solo vine aquí a limpiar mis pecados, como los suyos, ahora he de seguir mi camino

Se dio media vuelta,salió del agua, y sin vacilar, se adentró en las sombras del bosque frondoso, para nunca más volver a aparecer. El caballero había sido tocado por la mano del perdón, de la inocencia y del pecado. Ahora estaba en paz, y podía seguir su camino, salio del agua, desato las riendas de su caballo, y cabizbajo se aproximo a donde había dejado su escudo y su espada.
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Cual fue la sorpresa.., escudo y espada relucientes como recién forjados, brillaban intensamente, su armadura volvía a ser plateada, era liviana, no le pesaba en absoluto, sus botas eran cómodas,así pues, se pertrechó con sus atavíos

Miro al frente, se puso su casco y comenzó su nuevo viaje, libre al fin… de recuerdos pasados… de batallas ganadas y perdidas… libre , el caballero era libre al fin…